lunes, 5 de septiembre de 2016

Fernando de Valenzuela, un valido advenedizo (Parte XII)


1. Viaje de don Fernando de Valenzuela desde España hasta su exilio filipino.

Carlos II, en cumplimiento de lo dispuesto por el nuncio Millini el 9 de febrero de 1678, envió varias reales cédulas referidas al destierro de Valenzuela el 28 de febrero de ese mismo año. Cabe destacar la dirigida al Virrey de Nueva España en la que se describe con detalle el destino y los términos del exilio:

“El Rey. Mi Virrey de la Nueva-España: hallándose don Fernando Valenzuela en la villa de Consuegra debajo de la protección de la Iglesia y pendiente de la causa de inmunidad, el Nuncio de Su Santidad, en virtud de comisión particular que para ello tuvo de la Sede Apostólica en vista de los autos que contra él se habían escrito por los ministros seculares, y considerando que de la residencia de dicho don Fernando en estos reinos puede resultar perjuicio á su persona y también á la quietud pública, y pareciendo ser del servicio de Dios Nuestro Señor y mío, usando de la facultad que le está concedida en dicha comisión, despachó mandamientos en 9 de este mes de Febrero, relegando á dicho D. Fernando Valenzuela á las Islas Filipinas, donde esté por tiempo de diez años, para que durante ellos no pueda salir del fuerte de Cavite, que se le señala por su morada y habitación por el dicho tiempo; y se le manda no salga de él, pena de excomunión mayor y otras, al arbitrio del Nuncio, lo contrario haciendo; para cuyo cumplimiento, mando que el General de galeones le llevase en la Capitana de ellos, y á Doña María de Uceda su mujer, un hijo y una hija que tienen, y dos criados y dos criadas hasta el puerto de la Habana, sin dejarle saltar a tierra ni á ninguno de su familia, sin hablar con nadie sino en presencia de los guardas que le pusiesen de vista, y no en secreto, ni permitirles escribir ni recibir carta; y que si al llegar los dichos galeones al puerto de la Habana se hallase en algún bajel de los cinco de la armada de Barlovento, lo entregase con la dicha familia al Capitán ó Cabo de él para que los llevase al de Veracruz de este reino; y que en caso de no hallarse allí Capitán alguno de dicha armada cuando llegase, lo entregasen al castillo del Morro de aquel puerto para que estuviese en él hasta que hubiese navío en que transportarlo, con órden al Cabo que lo llevare, que luégo que llegue al dicho puerto de la Veracruz lo entregue al castellano del castillo de San Juan de Ulúa, al cual mando por Cédula de la fecha de esta que lo reciba y tenga en él, y á la dicha su mujer y familia, con toda guarda y custodia hasta que vos mandéis; que desde esa ciudad vaya el carruaje y personas que tuviereis por conveniente, que con el cuidado y prevenciones referidas le lleven, y á la dicha familia, a ciudad de Méjico ó á la parte que por mejor tuviereis, adonde esté en el ínterin que haya nao para Filipinas; que en la primera que saliere para aquellas Islas, dispondréis y daréis órden para que sea llevado, encargando, así á la persona que lo llevare hasta el puerto de Acapulco, como al Cabo que lo recibiere y dicha su familia á bordo de la nao en que hubiese de ir, lo lleve con las dichas prevenciones y custodia hasta entregarlo al castellano del castillo de Cavite, con órden del Gobernador y Capitán general de aquellas Islas, para el cual os remito Cédula con esta mandándole que le haga recibir y tener en el dicho castillo con la dicha su mujer, hijos y criados, con calidad: por lo que toca á la mujer é hijos, a de ser á su voluntad estar ó no en dicho castillo, con sólo la prohibición de que si elige entrar con su marido, no ha de poder salir sino es que quiera irse para no volver á entrar; y para los gastos que fuere necesario hacer, así en los carruajes como en el sustento del dicho D. Fernando y su familia desde que salga de la Veracruz (que el tiempo que allí estuviere envío a mandar á mis Oficiales Reales de aquella ciudad den para su sustento tres pesos cada día) hasta que llegue al puerto de Acapulco, y lo que costare el rancho que se hiciere para la embarcación, lo haréis pagar de mi Real Hacienda, procurando respecto de los alcances de ella que sea con toda la moderación posible. Y mando á mis Oficiales Reales de esa ciudad que paguen lo que para esto libráredes sobre ellos. Y de lo que en todo se ejecutare, me daréis cuenta en la primera ocasión (…)".

Valenzuela partió del castillo de Consuegra el 2 de abril de 1678, llegando a Cádiz en donde fue alojado en el fuerte del Puntal, situado extramuros de la localidad. Allí permaneció hasta el 14 de julio del mismo año. 

En Cádiz, embarcó solo, ya que su familia había decidido no seguirle en su destierro, en la Flota de Tierra Firme rumbo a Puerto Rico el 14 de julio de 1678. Parece ser que la decisión de su mujer de no acompañarle se debe a que doña María de Ucedo debió pensar que, quedándose cerca de la Corte, podría tratar de recuperar los bienes incautados a la familia. Lo que finalmente consiguió unos años más tarde como veremos.

De Puerto Rico Valenzuela embarcó en la Flota de Nueva España llegando finalmente a Veracruz, en cuyo castillo de San Juan de Ulúa estuvo preso desde el 15 de octubre de ese mismo año hasta el 20 de febrero de 1679, día en el que fue conducido a Acapulco, embarcando por último el 31 de marzo para su destino final a bordo del galeón San Antonio. Tras un largo viaje, en el que había estado a cargo del general Felipe de Montemayor y Mansilla, llegó finalmente a Filipinas:

"(…) llegó a éstas Islas en 31 de julio de 1679, y habiendo dado fondo en el puerto de Palapag, el mismo general le traxo a su cargo al puerto de Cavite, en cuya fuerza y castillo de S. Phelippe se le tenía ya fabricado en medio della un quarto de madera, capaz, adonde con la guardia necessaria se pusso su persona y la de dos criados suyos, y todo dando cumplimiento a lo que Su Magestad mandava por su Real Cédula, (…)".

CONTINUARÁ...


Fuentes:

1. Álvarez-Ossorio Alvariño, Antonio: "Precedencia y dirección del Gobierno. El ascenso ministerial de Fernando de Valenzuela en la Corte de Carlos II" en García García  Bernardo J. y Álvarez-Ossorio Alvariño, Antonio: "Vísperas de Sucesión. Europa y la Monarquía de Carlos II". Fundación Carlos de Amberes, 2015.

2. Castillo Soto, Josefina: "Don Juan José de Austria (hijo bastardo de Felipe IV): Su labor política y militar". UNED, 1991.

3. Luque Talaván. Miguel: "La inconstante fortuna de Fernando de Valenzuela y Enciso. Su destierro en las islas Filipinas y los últimos años en la ciudad de México (1678-1692)". Archivo Agustiniano, XCV (2011), 213-244.

4. Ruiz Rodríguez, Ignacio: "Don Juan José de Austria en la Monarquía Hispánica. Entre la política, el poder y la intriga". Dykinson, 2007.

1 comentario:

  1. Pues sí que puso tierra de por medio, sí. Lo curioso es que hiciera tal trayecto sin inconvenientes porque viajar de España a Manila en aquellos tiempos no era como montarse en varios aviones haciendo escala, no. ¿Se olvidarían de su figura en la corte? ¿Cómo llamaríamos al "viaje" de Valenzuela: autoexilio, quasi deportación, exilio forzado?
    Un saludo

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