jueves, 15 de marzo de 2012

Las relaciones entre don Juan José de Austria y Vincencio Juan de Lastanosa (Parte IV y final)

1. “Idea política y moral de Primeros Ministros de Monarquía”, obra de Juan Francisco Larumbe (1677).

El encumbramiento de don Juan José de Austria al primer ministerio de la Monarquía en enero de 1677 fue celebrado con júbilo en la ciudad de Huesca. Con objeto de eternizar las celebraciones, Juan Francisco Larumbe, el impresor de la Universidad, publicó una notabilísima obra titulada “Idea política y moral de Primeros Ministros de Monarquía”. La dedicatoria, firmada por el Justicia, el prior y los jurados de la ciudad (Lastanosa había dejado de ser prior de jurados al cumplirse el año de su mandato; desde noviembre de 1676 lo era Pedro Santolaria), estaba dirigida “al Serenísimo Señor Don Iuan de Austria”. En ella, las autoridades municipales hacían saber al nuevo primer ministro las grandes fiestas hechas en Huesca con motivo de su nombramiento. Los oscenses, “luego que llegó la nueva feliz”, comenzaron “a manifestar su alborozo en una y otra encamisada muy numerosa, con una carro triunfal lleno de jeroglíficos, empresas y poesías, y ambas noches con luminarias, toros, salvas y hogueras dieron a entender avía llegado el día deseado de todos los leales vasallos de su Magestad. Y continuaron con toros, máscaras con público bando, estafermo, sortija, arcancías y otros nuevos empeños de regocijo, que hasta hoy no han cesado”. Se había hecho asimismo una procesión general “a instancia desta Ciudad, concurriendo el Cabildo, la Universidad, Clero, Religiones, Nobleza y Pueblo”, y un solemne Tedeum en la catedral. En el impreso se recoge, precisamente, el texto del “Sermón en acción de gracias por aver llamado el Rey Nuestro Señor Don Carlos Segundo al Serenísimo Señor Don Iuan de Austria, su hermano, para asistirle en el Govierno Universal de la Monarquía”, predicado por el fraile mercedario Manuel Sánchez de Castellar y Arbustante el día 8 de febrero de 1677 en la catedral de Huesca. Dicho sermón se inicia de esta esperanzada forma:

Esta Notabilísima y siempre Victoriosa Ciudad de Huesca oy se alegra festiva, oy se regocija ufana por la seguridad que se promete de los aumentos, victorias y felicidades de la Monarquía y aciertos y glorias de nuestro Católico Monarca, Rey y Señor Carlos II, que Dios guarde muchos años, asistiendo a su lado, nombrado primer Ministro de la Corona, el Serenísimo Señor D. Iuan, hermano suyo y fiel vasallo”.

Desde hacía tiempo, y con mayor insistencia aún desde que Carlos II alcanzó la mayoría de edad en noviembre de 1675, las instituciones del Reino de Aragón, con la Diputación a la cabeza, venían solicitando que el joven monarca viajara a Aragón con objeto de jurar sus Fueros. En Zaragoza se publicó incluso, en 1676, una obra titulada “Discurso histórico-foral, jurídico político en orden al juramento que los supremos y soberanos señores Reyes de Aragón, salva su Real clemencia, deben prestar en el nuevo ingreso antes que puedan usar de alguna jurisdicción”. En septiembre de 1676 Carlos II aceptó finalmente acudir a Aragón, y comunicó por escrito a los diputados su intención de celebrar Cortes aragonesas en Calatayud en la primavera de 1677.




2. “Viage del Rey Nuestro Señor D. Carlos II al Reyno de Aragón", obra de Francisco Fabro Bremundan (1680).

Tras el ascenso al poder de don Juan, una de las primeras decisiones que se adoptaron fue justamente la de cumplir esta promesa. La comitiva regia salió de Madrid el 21 de abril. Junto a Carlos II viajaba, naturalmente, el propio don Juan José. El 1 de mayo de 1677 el Rey juró los Fueros en la Seo de Zaragoza, y el 14 daban comienzo, en presencia del monarca, las Cortes del Reino. Las Cortes se celebraron finalmente en Zaragoza, y no en Calatayud, como estaba previsto inicialmente. El Rey permaneció en la capital aragonesa hasta el 2 de junio, en que inició en compañía de don Juan su regreso a la Corte. Francisco Fabro Bremundan dejó un detallado relato de todo ello en su libro, publicado en 1680 “Viage del Rey Nuestro Señor D. Carlos II al Reyno de Aragón. Entrada de Su Magestad en Zaragoza, Iuramento solemne de los Fueros y principios de las Cortes Generales del mismo Reyno el año M.DC.LXXVII, en relación diaria”. Las Cortes, cuyas reuniones se celebraron en el Palacio de la Diputación, sito en la plaza de la Seo, continuaron en ausencia de Carlos II, presididas por don Pedro Antonio de Aragón. Su clausura tuvo lugar en enero de 1678.

El 5 de abril de 1677 el Concejo oscense tuvo noticias de la inminente venida de Carlos II a Aragón. En los días siguientes se decidió que, al igual que en anteriores visitas reales, el prior de jurados, que en esos momentos era Pedro Santolaria, fuese a dar la bienvenida al monarca en nombre de la ciudad. Le acompañarían cuatro ciudadanos más, propuestos por el propio prior, entre los que no estaba Lastanosa (1).

En esta ocasión, así pues, Vincencio Juan de Lastanosa no formó parte de la comitiva de bienvenida de la ciudad, a diferencia de lo ocurrido en 1669, cuando don Juan José de Austria fue nombrado virrey de Aragón. Lastanosa tampoco resultó elegido síndico de Cortes, aunque estuvo cerca de ello. En las Cortes de Aragón, la ciudad de Huesca estaba representada por dos de sus vecinos, que recibían el nombre de síndicos. Los que acudieron a estas Cortes de 1677, presididas por Carlos II, fueron elegidos el 25 de abril. Ese día se reunieron 40 consejeros en la Casa Consistorial. La designación de los síndicos sería el resultado de una doble votación. Cada uno de los consejeros traía dos cédulas, una con el nombre de tres ciudadanos que optaban anualmente al cargo de prior de jurados y una segunda con los de tres que lo hacían al oficio de Justicia de Huesca. Tras realizar el recuento de las cédulas, se comprobó que quienes habían recibido más votos en las dos bolsas eran, en la del prior, Francisco Coscón con 32 cédulas, Vincencio Juan de Lastanosa con 28 y Francisco Gómez con 17; y en la bolsa del Justicia, Nicolás Olcina, señor de Monrepós y Arguas, con 36 cédulas, Martín Juan Gastón con 27 y Justo de Falces con 16. Lastanosa, por tanto, superó con brillantez esta primera criba. Después de que los interesados abandonaran la sala se procedió a una segunda votación (en esta ocasión, cada consejero solo podía elegir un candidato de cada una de las bolsas). La primera terna obtuvo estos resultados: Coscón se hizo con 21 votos, Lastanosa 13 y Gómez 2; mientras que en la segunda Olcina consiguió 26 cédulas, Gastón 7 y Falces 1. En consecuencia, Francisco Coscón y Nicolás Olcina fueron nombrados síndicos de Cortes, en representación de la ciudad de Huesca.

3. Entrada de Carlos II en Zaragoza según un dibujo de 1910.

Aunque Vincencio Juan de Lastanosa no asistió a las Cortes de 1677-1678 como síndico de la ciudad de Huesca dentro del brazo de las ciudades y villas aragonesas, tenía en principio, como infanzón (equivalente aragonés del hidalgo castellano), acceso a otro de los brazos. El 15 de junio de 1677, por ejemplo, numerosos miembros del Concejo oscense renunciaron a sus cargos para entrar justamente “en los estamentos de las Cortes y Brazo de los cavalleros hijosdalgo”. Vincencio Juan de Lastanosa, sin embargo, no estuvo entre ellos. Al haber sido prior de jurados el año anterior, Lastanosa era en esos momentos consejero preeminente. Pero no sólo no renunció al cargo, sino que el 1 de agosto entró a formar parte de la junta que debatía, en el seno del Concejo, los asuntos tratados en las Cortes, de los que la ciudad era puntualmente informada por los síndicos. En los meses siguientes asistió a la mayoría de las sesiones municipales. Además, a comienzos de octubre Lastanosa se convirtió en uno de los cinco contadores, los magistrados que juzgaban anualmente la gestión política y económica de Concejo saliente. Durante octubre de 1677 esa debió ser, de hecho, su principal ocupación.

Precisamente, el hecho de haber sido elegido contador hizo que, durante el mandado del siguiente Concejo (de noviembre de 1677 a octubre de 1678), Vincencio Juan de Lastanosa fuera nuevamente consejero preeminente. Esta afortunada circunstancia permite comprobar que Lastanosa tampoco pudo asistir a las Cortes de Zaragoza durante los meses finales de 1677, ya que en ese periodo su presencia es continua en las reuniones concejiles.

Se puede, por tanto, estar razonablemente seguro de que Lastanosa no estuvo presente en las Cortes de Zaragoza. A pesar de ello, parece igualmente claro que fue durante dichas Cortes, aunque no asistiera físicamente a las mismas, cuando Vincencio Juan recibió el título de gentilhombre de la Casa del Rey. Este título no figura aún en dos títulos notariales de junio y septiembre de 1677, pero sí está presente, seguramente por primera vez, en otros dos documentos del mismo protocolo, de fecha 14 y 20 de diciembre, en los que Lastanosa aparece como “Gentilhombre de la Casa del Rey nuestro señor”. La concesión a Lastanosa de un cargo en la Casa Real, y la relación, más que probable, que ello tuvo con los vínculos que Vincencio Juan y don Juan de Austria, ya primer ministro de la Monarquía, habían establecido en los años anteriores, debe, sin embargo, ser objeto de mayores estudios basados en documentación de la época. El título de gentilhombre no supuso que el mecenas oscense tuviera que trasladarse a la Corte para vivir junto al Rey. De hecho, desee este momento no se vuelve a tener noticia que relacionen a don Jaun José de Austria con Vincencio Juan de Lastanosa.


Fuente principal:

* Garcés Manau, Carlos: “Un Lastanosa poco conocido (1665-1679). Las relaciones con Juan José de Austria”. Argensola, revista de ciencias sociales del Instituto de Estudios Altoaragoneses, nº 115. Huesca, 2005.


Notas:

(1) AMH, Actas, nº 170, ff. 115v, 116r y 121r. Los cuatro acompañantes del prior de jurados fueron el doctor Diego Alastuey, lugarteniente del Justicia de Huesca, Martín Juan Gastón, señor de Rapún, Justo de Falces y Femat y el doctor Antonio Santaloria. El Concejó entregó al prior 250 libras jaquesas para los gastos de la “embaxada”.

13 comentarios:

  1. Todo el interés, todas las loas y alabanzas iban dirigidas con el fin de que, al fin, se jurase los fueros de la Corona de Aragón. Muy interesante, Carolus, toda este serie de entradas sobre las relaciones entre Don Juan José de Autria y Vicencio de Lastanosa, que no reflejan más que el espíritu y las formas de vivir y respirar de la mentalidad española del siglo XVII.Saludos cordiales

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    1. Exacto Paco, lo interesante es ver como la alabanza hacia los grandes señores y Reyes eran la norma en la época y una manera, que hoy nos parecería repelente, de obtener objetivos propios o colectivos.

      Un abrazo.

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  2. Vengo de un blog que imagino conocerás "Desde la terraza", en el que precisamente se habla de la ciudad de Huesca y de Lastanosa. Sin duda fue un pro´cer como ninguno de la ciudad. Porque, entre otras cosas, y como bien había hecho el duque de Lerma con Valladolid, aunque sin ánimo de convertirla en capital de España, don Juan se las arregló para que el mismísimo Carlos II les visitase en esa ocasión. Y las fiestas que se celebraron fueron dignas de la propia corte.
    Un beso

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    1. Carmen, sí conozco el blog del amigo DLT, muy interesante la entrada dedicada a Huesca, ciudad que, en realidad, nunca visitó Carlos II y quizás sí don Juan durante sus años de Vicario General del Reino de Aragón.

      Un beso.

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  3. Un personaje de lo más interesante y desconocido que acabó siendo "importante" en y para el reino de Aragón gracias a su relación con el bastardo real.

    Saludos

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    1. Así es, fueron estos los últimos años dorados de la Corona aragonesa a la sombra de don Juan...aquello que un tiempo se denominó el "neoforalismo", hoy término en profunda discusión.

      Un abrazo.

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  4. Mira que llevaba en la cabeza desde el día que hablamos de mi entrada sobre Huesca poner un enlace a esta serie, y va y se me olvida. Menos mal que quedaba esta cuarta parte y me lo ha recordado.
    Siempre he pensado que los enlaces, muchas veces pueden ser de interés para gente interesada en ampliar detalles, en especial los poco conocidos. Un saludo.

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    1. No te preocupes amigos, ya he leído tu fantastica entrada y además he visto que me has enlazado al final: Muchas gracias.

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  5. Pues parece que hay dudas sobre la gran incógnita: si el citado
    Vincencio obtuvo nuevas prebendas como fruto de las relaciones
    anteriores a su cargo con Juan José de Austria, exceptuando la de
    "gentilhombre de la Casa del Rey".
    Un saludo.

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    1. Cayetano, no sé si tuvo que ver o no, pero desde luego que esa "amistad" (llamar amistad a una relación de vasallo con señor de sangre real es muy aventurado para aquella época) seguramente pesó en su decisión.

      Un abrazo.

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  6. Curioso personaje, que supo guardar las formas,y del que apenas sabía nada.
    (Gracias por recomendarme la entrada sobre las navajas, Alberto)
    Un abrazo ¡¡

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    1. Me alegro que te haya interesado la entrada Javier ;)...de nada, supuse que te interesaría.

      Un abrazo.

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  7. Se supo labrar una buena carrera política Lastanosa, y por lo que parece no para trincar de ello cosa habitual entonces y ahora. Seguramente la edad de uno y las nuevas responsabilidades del otro hicieron el que la relación se distanciara.

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