martes, 16 de febrero de 2010

LA FAMILIA DEL REY, LOS HERMANOS DE CARLOS II: DON JUAN JOSÉ DE AUSTRIA, BASTARDO REAL Y MESÍAS DEL PUEBLO (PARTE XII)

Escudo de Armas de don Juan José de Austria situado en el castillo de Consuegra, capital del Priorato de San Juan en los Reinos de Castilla y León.


Como se dijo en la anterior entrada, el 15 de junio de 1667 la reina doña Mariana de Austria accedió a regañadientes a que don Juan de Austria entrase a formar parte del Consejo de Estado y a que éste pasase a residir en el Palacio del Buen Retiro. Sin embargo, y en un intento por alejar al bastardo de la Corte, la Regente emitió unos meses más tarde (14 de septiembre de 1667) un Real Decreto por el que se enviaba a don Juan a Flandes con el pretexto de que tomase las riendas del gobierno de auquellas provincias en esos difíciles momentos en los cuales se había producido la agresión de Luis XIV a las mismas alegando los derechos de su esposa María Teresa sobre el Ducado de Brabante, en el contexto de lo que pasaría a denominarse Guerra de Devolución (1667-1668).

El decreto no sorprendió a nadie ya que don Juan era el Gobernador y Capitán General de estos estados por nombramiento confirmado en el testamento de Felipe IV. Don Juan, consciente de la maniobra, puso una serie de condiciones para hacerse con el cargo. En una carta fechada el 15 de septiembre de 1667 (2) acusa “la estrecheza real y verdadera de los medios y la monstruosidad del gobierno presente (...) Termínese aquella, y mudase y componga éste, (...) yo iré a defender a Flandes”.

Y, sin embargo, don Juan aceptaría la propuesta, por más que ello viniese a provocar el mayor de los disgustos al Condestable de Castilla, que había sido previamente designado para esa misión. Al parecer todos esperaban que don Juan pusiera alguna de sus muchas y acostumbradas excusas a esta empresa, motivo por el cual también se ofreció el cargo al Condestable. Sin embargo, según la Reina: “ se ha resignado en mi voluntad don Juan de Austria, mostrando el gusto con que irá a servir su puesto de Gobernador y Capitán General, propietario de auquellos estados, cuya acción me ha parecido aprobar, y queda disponiendo su viaje...Madrid, 7 de febrero de 1668” (3).

La idea de mandar al regio bastardo fuera de la Península Ibérica se había convertido en una auténtica cuestión de Estado. Y es por ello que en ese anhelo de conseguir que don Juan se hiciera cargo de la defensa de los intereses de la Monarquía en tierras de Flandes, se llegaba a aceptar por parte de la Regente a ceptar las pretensiones del bastardo con respecto al estado de su Casa, que don Juan describía de la siguiente forma:

“Señora. Con indecible repugnancia tomo la pluma para hablar a Vuestra Majestades con materia que aunque indirectamente sean también del real servicio de Su Majestad, tienen la apariencia de solo interés mío, y tan necesarias cuanto contrarias a mi condición el tratar de ellos. Esto es señora, representar a Vuestra Majestad mi cortedad de medios, no solo para conservar en Flandes una decencia que sin tocar los términos de la superficialidad, no llegue a los de la miseria y deslucimiento, sino aun para poder hacer el viaje a aquellas provincias, llevar a ellas la posición de la familia que me hubiere de servir, dejar forma de sustento en la que quedare en España, y hallar en ellas una cama y un bufete, en que comer y dormir.

Las causas por las que me veo reducido a este estado, juzgo acreditan bastantem que no pondero esto a Vuestra Majestad con gana de venderme caro, ni ser de carga a la real hacienda, cuando mi verdad y mis obligaciones no desvariasen tanto, lo uno y lo otro”.

Pero a parte de ello, las peticiones de don Juan eran amplísimas, incluyéndose como condición para asumir dicho nombramiento concesiones que hasta ese momento nunca se habín planteado por otro que hubiese desempeñado el cargo de Gobernador General de los Países Bajos, tales como importantes medios materiales y humanos, así como poderes amplios. La idea no era otra que la que desestabilizar al gobierno de la regencia a cualquier costa. Con todo se hicieron por parte de éstos todos los esfuerzos con objeto de satisfacer dichas demandas, entre otras cosas por el deseo de Mariana de Austria de conseguir la salida de don Juan de tierras españolas.

Así, la presión ejercida por don Juan tendría su recompensa, ya que las concesiones recibidas fueron de gran magnitud: la autoridad para hacer la guerra y la paz, para otorgar títulos de nobleza, para disponer de un millón de pesos en efectivo y 780.000 escudos en título de crédito. Asimismo, se le asignaron unos emolumentos personales de 600.000 escudos, se prepararon los refuerzos y se dispuso un escuadrón naval, que esperaba en La Coruña (4).

Aquel esfuerzo económico sin parangón para financiar la campaña de Flandes, conforme a las peticiones de don Juan, unido a otros gastos adicionales para hacer frente a otras necesidades de la Monarquía, motivarían aquella carta, que en julio de 1668 enviará el presidente del Consejo de Hacienda, don Lope de los Ríos, a la Regente, en respuesta a cierta consulta de Mariana de Austria. En aquella no ocultaba la imposibilidad de poder hacer frente a las constantes demandas financieras que ante el Consejo que presidía se presentaban, singularmente desde que se hiciese cargo de la Presidencia de Hacienda, en donde ya halló enteramente distribuido el montante total del caudal de los años 1667 y 1668 (5).

En estos dramáticos momentos previos a los que iba a ser la marcha de don Juan a los Países Bajos, la ira del bastardo y sus partidarios hacia el padre confesor era terrible. Nithard se había convertido en un personaje que se interponía en los planes de don Juan, por lo que parecía no haber otra solución que eliminarlo físicamente. Para tal fin, por aquellas fechas se preparó todo lo necesario para acabar con la vida del padre confesor, en un complot donde se preveía fuese asesinado en las calles de Madrid a manos de los agentes de don Juan, o cuando menos secuestrado, tal y como el propio Nithard da cuenta a Mariana de Austria meses después:

“...en que el señor don Juan dispuso de darme muerte...De este cargo, que toca en mi muerte, intentada el 17 de febrero pasado, de que habla el señor don Juan como si no fuera a darme la muerte, sino otra cosa menos escandalosa...”

Continua afirmando que:

Lo primero, que habiendo tenido avisos de personas de mucha suposición, que aquel viernes 17 de febrero (que era del perdón de enemigos) me convenía estar en mi casa, y no salir por la tarde a la Junta de Gobierno; porque sin duda estaba dispuesta mi muerte al pasar por el convento de la Encarnación. Y aunque nunca m persuadía a temor, y fiaba en Dios Nuestro Señor sería servido de mirarme con ojos de piedad y guardarme todavía fueron tantos los que me dijeron que era tentar a Dios el exponerme a ese riesgo sin especial necesidad; y por esta razón, y otras de conicido y forzoso impedimento de mi ocupación no fui a la Junta, y a esto llama el señor don Juan de mi mala conciencia...” (6).

Así las cosas, don Juam enterró definitivamente las órdenes recibidas para que partiese cuando antes para la defensa militar de los Países Bajos. Para evitar problemas mayores, utilizaría una táctica que repitiría en otras ocasiones: el alegar tener mala salud. De este modo, el 27 de junio comunicaba la imposibilidad de acometer esa empresa asignada alegando un dolor continuo que bien podía ser una señal manifiestade que su vida corría peligro en caso de no ponerse en tratamiento, especialmente si viajase a los Países Bajos en donde el clima era especialmente frío y húmedo. Con la aparición de esta inoportuna enfermedad, don Juan se postraba “a los Reales pies de Vuestra Majestad y la pido excusarme de esta jornada” (7).

Comprendiendo la Junta de Gobierno que nunca partiría hacia Flandes, no tardó en ser sustituido en tal misión, indicándole la Regente que se trasladase a Consuegra (capital del Priorato de San Juan del que don Juan era Gran Prior) inmediatamente, sin pasar en ningún caso por la Corte (recuérdese que don Juan se encontraba en La Coruña), y que allí esperase sus instrucciones. Tras ellos don Juan fue sustituido como gobernador efectivo de los Países Bajos por el Condestable de Castilla.
Grabado en el que se representa al padre confesor Juan Everardo Nithard, valido de la reina regente doña Mariana de Austria.

Mientras todo ello ocurría, tuvo lugar el famoso Caso Malladas: cuentas las crónicas que el 19 de mayo de aquel año de 1668, mientras llevaban a un moribundo a su posada, antes de morir vino a confesar que le habían envenenado con una taza de chocolate, por haberse negado a la proposición que le hizo un tal Malladas para que aesinase al padre confesor, y que ese individuo era el que le había envenenado. Vino a a asegurar que dicha propuesta estaba instigada por el mismísimo don Juan de Austria.

José Malladas era un hidalgo de origen aragonés que había sido protegido durante cierto tiempo por el padre confesor. Sin embargo, su mala gestión en el empleo de recaudador de rentas que le habían conferido, así como la vida escandalosa que llevaba su esposa, al parecer con su consentimiento, hicieron que fuera cesado del cargo que ejercía. Más tarde, detenido el aragonés sin un motivo todavía claro, comenzaron a imputársele posibles motivos. En este sentido, en una de aquellas imputaciones, Nithard fue de la opinión de que en la muerte del Marqués de Saint Aunais nada tuvo que ver Malladas, sino que se trató de una más de las acciones detestables del que había muerto envenenado, siendo liberado Malladas.

Con todo, aquel asunto que en cierto modo pudo hasta llegar a engrandecer la figura del confesor de la Reina, como ser misericordioso y piadoso, no habría tenido mayor trascendencia, siendo incluso rápidamente olvidado, de no ser por lo ocurrido muy pocos días después. El 1 de junio el recién nombrado Presidente del Consejo de Castilla, Diego Sarmiento de Valladares, que era otro de los protegidos de Nithard, que incluso había usado de todo su poder para conseguir dicha designación, ordenó verbalmente a un alcalde de corte que detuviese a Malladas, en su casa ubicada en la Calle de los Judescos de Madrid. Conducido a altas horas de la noche a prisión y sin ningún tipo de procedimiento judicial, se le dio garrote en su misma celda en la madrugada del 2 de junio de 1668.

Enterados los partidarios de don Juan de aquella violación de los más mínimos derechos judiciarios de Malladas, además del propio hecho de la ejecución sumaria, organizaron un gigantesco escándalo en la Corte y fuera de ella. Madrid se llenaría de pasquines atacando a la Regente, al valido y a todos aquellos que compartían el poder con ellos, siendo considerados todos ellos por don Juan y sus partidarios como autores y cómplices de aquella atroz muerte.

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Fuentes principales:

* Castillo Soto, Josefina. Don Juan José de Austria (hijo bastardo de Felipe IV) : su labor política y militar. Universidad Nacional de Educación a Distancia, 1991.

* Oliván Santaliestra, Laura: Mariana de Austria en la encrucijada política del siglo XVII. Universidad Complutense de Madrid, 2006.

* Ruiz Rodríguez, Ignacio. Don Juan José de Austria en la monarquía hispánica : entre la política, el poder y la intriga. Dykinson, S.L. - Libros, 2008.

* Ruiz Rodríguez, Ignacio. Fernando De Valenzuela : Origenes, Ascenso Y Caida De Un Duende De La Corte Del Rey Hechizado. Dykinson, S.L. - Libros, 2008.

* Vermeulen, Anna: A quantos leyeren esta carta… estudio historico-critico de la famosa carta de don Juan José de Austria, fechada en Consuegra, el 21 de octubre de 1668. Leuven University Press, 2003.



(1) Recuérdese que don Juan había sido nombrado Gobernador y Capitán General de los Países Bajos de manera vitaliacia por Felipe IV en 1643.

(2) B.N.M., ms. 8345, fol.70.

(3) A.H.N., Frías, C.82, D. 45-55.

(4) Lynch, J., Los Austrias (1598-1700), pag. 321.

(5) Kamen, H., La España de Carlos II. Madrid, 2005; pag. 463.

(6) A.H.N., Estado. Libro 1.009, pp. 298 y ss.
(7) Maura, Gabriel: “Vida y Reinado de Carlos II”, pag. 101.


8 comentarios:

  1. Parece ser que Mariana de Austria, la sobrina carnal y esposa del rey, estaba hasta la mismísima corona del bastardo don Juan y se lo quería quitar de encima.
    Tiempos revueltos, llenos de intrigas palaciegas y asuntos tenebrosos. ¡Vaya elementos que nos traes hoy, con conspiradores, envenenadores y asesinos vengativos!
    Un saludo.

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  2. Si, tienes toda la razòn Cayetano, la Corte en estos momentos era un autentico hervidero de luchas por el poder...las cartas estaban sobre la mesa y solo habìa dos posibilidades: o estar con don Juan o estar en contra.

    Un slaudo

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  3. Madre mia, otro feo asunto esa ejecucion sin juicio. Realmente ya no iba con los tiempos ese proceder, asi que es logico que se organizara tal escandalo.
    Menuda cruz tenía la regente con el bastardo, porque mire que Juan Jose de Austria era un buen pajaro de cuenta lleno de ambicion!

    Muy interesante nuevamente.

    Feliz dia

    Bisous

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  4. Sin duda don Juan tenìa una gran ambicion, pero no cabe duda que fue tambièn esto lo que le llevò a jugar un importante rol en la Monarquìa Hispànica de la època...

    ...sin duda un hombre con una personalidad increible, a la altura de otros grandes de la historia y es que muy poca gtente consigue arrastrar a las masas y a las clases privilegiadas hacia su propia facciòn

    Un saludo madame

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  5. Vamos, por lo que he entendido, a don Juan José le deportaban, literalmente hablando, a Flandes sin oficio ni beneficio y a sabiendas de qu ela situación era irremediable. De esta forma, podrían incluso acabar con su buena fama y reputación. La carta que le dirige a la reina sin cortapisas es una misiva desesperada, teniendo plena consciencia de que lo tramaban a sus espaldas.

    Una pregunta: ¿los intentos de conspiración contra el Padre Nithard eran verdaderos o una artimaña más de éste para echar lodo sobre don Juan?

    En cuanto a las tazas envenenadass de chocolate parece que esta bebida traída de las Indias tenía mucho protagonismo en aquella corte. Creo recordar que cuando el rey fue exorcizado se dijo que le habían realizado un conjuro a través de una taza de chocolate...

    Un abrazo

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  6. En realidad tenía el oficio de Gobernador General de aquellos territorios que era la máxima autoridad, con el mismo papel que los virreyes de otros territorios...no se como habría podido acabar aquella guerra con don Juan al frente, pero desde luego la situación era delicada...

    ...por lo que respecta a la conspiración es difícil saber si fue cierto o una invención de los "nithardos", pero desde luego que don Juan debió de pensar en hacer algo (como hizo) para quitarlo del medio de las escena política

    Si, desde luego el chocolate en aquel tiempo era un producto de lujo adapto para conspiraciones cortesanas.

    Un abrazo

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  7. Monsieur, hay un premio para usted en mi blog. Espero que resulte de su agrado.

    Feliz domingo

    Bisous

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  8. una precision: el hidalgo aragones se apellidaba MALLADA.

    un saludo

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