martes, 8 de diciembre de 2009

LA FAMILIA DEL REY: LA REINA MADRE DOÑA MARIANA DE AUSTRIA (VIII Y ÚLTIMA PARTE)

Mariana de Neoburgo llegó a la corte en la primavera de 1690, comenzando a ejercer desde el primer momento un papel político de gran relevancia, aprovechando su fuerte carácter para manipular la débil personalidad de su esposo. El primer éxito de la nueva consorte y de su camarilla alemana fue la destitución del presidente del Consejo de Castilla y a la sazón primer ministro del Rey, el Conde de Orpesa, así como de la de su secretario, don Manuel de Lira.
La Reina madre no aprobó los comportamientos de este grupo cortesano liderado por su nuera, de manera que intentó contrarrestar el poder que ésta pudiera ejercer sobre su hijo. El primer enfrentamiento entre las dos Marianas tuvo lugar con ocasión de la elección del nuevo gobernador de los Países Bajos Españoles, por el que ambas lucharon por imponer a sus espectivos candidatos. En esa contienda, la Reina madre salió finalmente victoriosa al conseguir el puesto para Maximiliano Manuel (1), su querido elector de Baviera y esposo de su nieta María Antonia, hija de la fallecida infanta Margarita Teresa.

La caída de Oropesa con el consiguiente aumento de la capacidad de influencia de Mariana de Neoburgo, había puesto en alerta a doña Mariana que no sabía a quién defender: le molestaba la actitud del grupo “alemán” de su nuera, sin embargo, se debía a la causa de la Casa de Austria, que, teóricamente la Neoburgo apoyaba. Sus dudas se despejaron con el nacimiento del Príncipe Electoral de Baviera José Fernando el 28 de octubre de 1692, hijo del nuevo gobernador de los Países Bajos y de su nieta María Antonia y, por tanto, bisnieto suyo al tiempo que sobrino-nieto de Carlos II.

José Fernando fue considerado por Mariana de Austria como el heredero directo de la Monarquía Hispánica en cuanto bisnieto de Felipe IV por línea de la infanta Margarita Teresa (2), pues estaba convencida de que su hijo nunca podría concebir. Además, el Príncipe Electoral representaba la última oportunidad de doña Mariana para sentar a su sangre en el trono hispano.

La causa bávara, liderada por la Reina madre, encontró numerosos adeptos entre los nobles descontentos con la camarilla alemana de la Neoburgo. Poco a poco los cortesanos fueron desencantándose de la sucesión imperial: la reina consorte estaba desprestigiando al grupo alemán con sus modos inadecuados y su imprudencia política. Con el nuevo heredero varón, Mariana de Austria encontró un estímulo que le permitió recuperar sus fuerzas. Sin embargo, su hermano, el emperador Leopoldo I, que a la sazón era abuelo del Príncipe Electoral, no recibió la noticia de aquel alumbramiento con la misma alegría ya que José Fernando era un competidor claro en la jugosa herencia de Carlos II por lo que buscó diversas estrategias para mermar sus derechos: la archiduquesa y electriz de Baviera María Antonia, madre del niño, enfermó a consecuencia de una mala recuperación del parto en la víspera de las Navidades de aquel año de 1692. En el lecho de muerte, Leopoldo I obligó a su hija a renunciar a sus derechos sucesorios con el fin de limitar los poderes del recién nacido. Aaquel acto enervó a doña Mariana que, desconsolada por la muerte de su nieta el 24 de diciembre, decidió apoyar la causa bávara hasta el final. Fue así como la Reina madre terminó por desentenderse del emperador en la contienda sucesoria.

Oliván Santaliestra denomina al período comprendido en 1693 y 1696 como el de las dos Marianas, años de tensión política permanente y de intrigas políticas emanadas de la enemistad de las dos reinas. Fueron momentos de luchas de poder que sellaron el inicio del desprestigio progresivo del partido alemán en la Corte, deslegitimación a la que contribuyó determinantemente la reina Mariana de Neoburgo y su grupo de alemanes. La camarilla alemana articulada en torno a la Reina consorte se ganó los odios de la nobleza, abriendo fisuras insalvables en la facción imperial. En 1695 se llegó a elevar una consulta al Consejo de Estado para acabar definitivamente con sus miembros más relevantes: Wiser, el secretario de la Reina; la Berlips, su camarera mayor, amiga y confidente, y el padre Chiusa, su confesor. Según circulaba por la corte, existía una conjura bávara que pretendía encerrar a la reina consorte y traer a Madrid al príncipe José Fernando, para colocarle en el trono bajo la regencia de la Reina madre, principal valedora de sus derechos.

El secretario Wiser fue finalmente expulsado de la corte para gran disgusto de la Neoburgo, lo que ayudó a calmar los ánimos pero en ningún momento se logró acabar con la camarilla política, que siguió actuando bajo los designios de la consorte. Además las malas relaciones de la Reina con los distintos embajadores imperiales: Lobkowitz, Fernando de Harrach y su hijo Aloisio, junto con el precario entendimiento de ésta con el emperador Leopoldo, fueron circunstancias que causaron un daño irreparable a la facción imperial y que, por el contrario, revirtieron en beneficio del grupo de poder bávaro liderado por la reina madre Mariana de Austria y respaldado por aristócratas y ministros tan importantes como el cardenal Portocarrero, cardenal-arzobispo de Toledo y primado de España (3), el duque de Montalto, el marqués de los Balbases o el conde de Oropesa.

Mariana de Austria feneció el 16 de mayo de 1696 entre las once y las doce de la noche, víctima de un cáncer de pecho. Su triunfo póstumo fue el testamento que Carlos II suscribió en septiembre de 1696 decretando heredero universal de la Monarquía a José Fernando de Baviera. Sin embargo, aquel niño había sido la gran esperanza de la Reina pero murió dos años después planteando un grave problema sucesorio.


Fuentes principales:

* Oliván Santaliestra, Laura: "Mariana de Austria en la encrucijada política del siglo XVII". Universidad Complutense de Madrid. 2006.


(1) Carlos II le nombró gobernador de aquellos estados por real decreto de 26 de diciembre de 1691. Kalken, van F.: "La fine du régime espagnol aux Pays Bas". Boletín de la Real Academia de la Historia. Comentarios de Antonio Vives. Madrid, 1908 .

(2) La infanta Margarita Teresa (la famosa niña retratada por Velázquez en "Las Meninas") se había casado con el emperador Leopoldo I en 1666. Fallecida en 1673, sus derechos sucesorios a la Monarquía Hispánica fueron inmediatamente transferidos a la hija de ambos, la archiduquesa María Antonia de Austria, que a su vez lo transfería su hijo José Fernando.

(3) El cardenal Portocarrero es uno de los políticos clave de los últimos años del reinado de Carlos II, así como de los primeros del de Felipe V. El cardenal fue el máximo responsable de la llegada al trono hispano de la Casa de Borbón tras la muerte de José Fernando de Baviera, del que fue uno de los grandes defensores.

**La imagen es u detalle del fresco "La Gloria de la Monarquía de Carlos II" o "El triunfo del último emperador" de la bóveba de la escalera del Monasterio de El Escorial de Luca Giordano, en el que se puede ver a Carlos II mostrando a su esposa, Mariana de Neoburgo, y asu madre, Mariana de Austria, la Gloria Celeste,

4 comentarios:

  1. Muy interesante espacio... Gracias por descubrírmelo.

    Un cordial saludo.

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  2. Gracias por el artículo que me ha recomendado de la historia del textil bejarano. Rosa Ros Massana es para mí la mejor especialista en este tema, junto con Javier R. Sánchez colaborador de mi blog.

    A parte del artículo de que me habla escribió hace unos años un libro sobre el tema. por lo que podemos decir que el artículo es un simple aperitivo de la cuestión.

    Un abrazo

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  3. Perodna, acabo de leer más detenidamente su comentario y veo que también me recomendaba el libro de que hablamos. Esto de ponerse la gafas de cerca, jejej.

    Lo dicho, un libro de cabecera para conocer la Historia de Béjar.

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