sábado, 26 de septiembre de 2009

LOS RETRATOS CONJUNTOS DE CARLOS II Y MARIANA DE AUSTRIA: DOS GRABADOS DE PEDRO DE VILLAFRANCA


La regencia deseaba obsesivamente en toda clase retratos presentar a Carlos II como la imagen acabada acabada de un príncipe cristiano, de un príncipe virtuoso según el código religioso y ético de la Casa de Austria. La "Pietas Austriaca" había quedada codificada en una gran variedad de escritos debidos principalmente a la pluma de los jesuitas Roberto Bellarmino, Pedro de Ribadeneyra, Juan Eusebio Nieremberg, donde el binomio rey-reino se ensamblaba a través y por medio de la virtud del soberano que, gracias a su devoción ejemplar, su sumisión a los mandatos divinos y de la Iglesia, su implicación en la defensa de la fe católica, la anteposición de estos deberes a la razón de estado y la obediencia a los confesores en punto de conciencia, obtenía grandes favores del poder divino para sus súbditos.
El primer grabado, relacionado con el arte de Pedro de Villafranca, que tiene como telón de fondo la fachada del Alcázar de Madrid, representa a doña Mariana sentada empuñando una cartela con la inscripción: "Temor de Dios, Reverencia a los Padres y Amor a los vasallos", cartela que su hijo muestra al espectador cual lección asimilada de la enseñanza de su made. Un águila coronada remonta el vuelo hacia el sol, llevando en sus garras a su retoño o renuevo. El sol es Jehová-Dios, el águila el símbolo de Felipe IV recientemente fallecido, y el retoño su último hijo y sucesor, Carlos II. El águila real lleva en su pico una filacteria con la inscripción "Uni soli", al único Sol.
Entre los rasgos fundamentales de la llamada "Pietas Austriaca" destacaban sobremanera dos, ampliamente compartidos por ambas ramas de la Casa de Austria: la devoción a la Eucaristía y la veneración a la Virgen María en el misterio de la Inmaculada concepción. En el segundo grabado de Pedro de Villafranca, que significativamente ilustraba el libro "Reinados de menor edad y de grandes Reyes", publicado por el preceptor de Carlos II, don Francisco Ramos del Manzano, se sientan afrontados doña Mariana y su hijo. Ella sostiene la corona con su mano derecha mostrándola a Carlos para indicarle que, en el providencialismo típico de la ideología política de los Austrias, ha de poner su esperanza, pa sostener el gobierno de la Monarquía, más que en las leyes, la economía o las armas en la veneración del Santísimo Sacramento y en el patrocinio de la Virgen Inmaculada. Por eso el símbolo de la Eucaristía y la imagen de la Purísima cuelgan en dos marcos de la pared del fondo.
(Fuente principal: "Retrato de Estado y propaganda política: Carlos II (en el tercer centenario de su muerte" de Alfonso Rodríguez G. de Ceballos)
* Para saber más sobre la "Pietas Austriaca": "Virtud coronada: Carlos II y la Piedad de la Casa de Austria" de Antonio Álvarez-Ossorio Alvariño.

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